Fotografiar es un pretexto para buscarme en los otros: Graciela Iturbide
Arropada por una larga ovación, la fotógrafa Graciela Iturbide recibió la Medalla Bellas Artes de Oro 2024 en Artes Visuales, que otorga el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (Inbal), por sus icónicas imágenes, que conjugan lo documental y lo poético, y que forman parte esencial del acervo gráfico contemporáneo de México.
Mi cámara es un instrumento de conocimiento; de esta manera he aprendido de los pueblos originarios que he visitado en México y el mundo. Fotografiar es un pretexto para conocer, salir de mí, buscarme en los otros, dijo Iturbide tras agradecer la distinción.
Todos estos viajes se complementan al conocer a los autores de mi país: Juan Rulfo, Elena Garro, Rosario Castellanos... ellos me hacen profundizar en mi cultura; eso me pasa al viajar: a través de mi cámara descubro el mundo.
Durante la ceremonia, la artista mexicana Laura González, investigadora, curadora y ex alumna de Iturbide, retomó una cita del fotógrafo francés Henri Cartier Bresson: “una imagen perfecta implica la alineación del cerebro, el ojo y la mano; en el caso de Graciela, deberíamos agregar el corazón y el alma, órganos sutiles de los que depende el sentido de nuestra existencia en el mundo”.
Resaltó que, a diferencia de las fotografías que flotan en el espacio social como luminiscentes burbujas de jabón, las de Iturbide no se rompen ni desaparecen. Gracias a su perfecta alineación de cerebro, ojo, mano, corazón y alma logran instalarse en nuestra memoria y persistir ahí como grifos llenos de sentidos enigmáticos, como poderosas preguntas en torno a nuestra vida finita en el mundo.
Mencionó que las imágenes de Iturbide, más que identificar cosas, personas, animales o formas naturales, nos piden entrar en la dimensión de lo imaginario: soñar, imaginar, sentir.
González, docente en investigación crítica de la imagen y el arte contemporáneo, agregó que en el trabajo de la galardonada, “el espejo liso y reconfortante del progreso, la justicia y la racionalidad moderna se quiebra en mil pedazos, mostrando sus espacios de desigualdad, aspereza y rareza.
Pero también produce interrogantes maravillosas: ¿qué pasión impulsa a la mujer seri que camina decidida y orgullosa cargando una radio en el desierto? ¿Qué potencia sobrehumana, qué ánima se desprende de la sangre de la pared de los pollos de Juchitán, o de las iguanas que lleva en la cabeza la tehuana? ¿Cómo se confunden lo masculino y lo femenino en la figura muxe de Magnolia?
En su turno, Lucina Jiménez, titular del Inbal, manifestó que el reconocimiento que se otorga a Graciela Iturbide obedece a que con su obra “nos ha devuelto la posibilidad de reconocernos, de mirar aquello que no sabíamos que éramos, aquello que nos permite saber que en esos fragmentos que nos regala hay una grandiosidad de país y de experiencias culturales.
Nos ha permitido saber que hay otros muchos mundos, con su propia raíz, cosmovisión, sus propias reglas, maneras de ser y de luchar.
La obra de Iturbide es de resistencia, porque esas realidades que retrató, que llevó a su imaginario, habían guardado en muchas ocasiones silencio, y la voz, a través de la escritura con la luz, permite que esas realidades hablen.
En la ceremonia, realizada en la sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, Graciela Iturbide recibió la presea de manos de Lucina Jiménez. La entrega estuvo acompañada por un largo aplauso y vivas de familiares, colegas y discípulos que atestiguaron la ceremonia.
El comité que otorgó el galardón a la fotógrafa estuvo integrado por Lucina Jiménez, la promotora cultural Miriam Kaiser y los artistas Mónica Mayer y Arnaldo Coen.
Además de este reconocimiento, Graciela Iturbide recibirá hoy el grado de Oficial de la Orden de las Artes y las Letras de la República Francesa, en la residencia de Francia en México, por su trabajo de cinco décadas.
Periódico La Jornada / Eirinet Gómez
Martes 24 de septiembre de 2024, p. 3
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