Carta Póstuma a Gustavo Esteva en su camino al Mictlán | Rubén Valencia

Durante el Foro en Ixtepec para la creación de la UNITIERRA. Año 2000

Querido Gustavo:

Hoy, a un año de tu partida física apenas logro un esbozo de todo lo que quiero decirte. Aunque desde la oralidad te hemos recordado y sembrado en Ixtepec, a partir de todos los recuerdos y experiencias vividas juntos, construyendo desde la imaginación, distintas iniciativas que compartimos.

Te prometo mano, (como solías decirme con un abrazo y una sonrisa cada que nos veíamos) que pronto escribiré algo más extenso intentando narrar las diferentes etapas de mi vida en las cuales creo, sin duda, me acompañaste como un faro en medio de caminos oscuros, para que, con plena y gozosa libertad, eligiera el mío.

Mientras tanto puedo adelantar que te conocí en octubre de 1999, cuando organizabas, con un grupo de jóvenes en Reyes Mantecón, un foro estatal juvenil de vida digna y sostenible. A través de este colectivo juvenil se dieron a la tarea de encontrar a otros jóvenes locos y rebeldes que estuvieran haciendo algo. En este tiempo no había redes sociales y hasta ahora no sabemos cómo nos encontraron.

Nuestra organización juvenil de Bibaani ("despierta" en zapoteco) recién había ganado un premio estatal por crear el primer iguanario en el istmo con fines de preservación comunitaria, donde planeábamos construir una granja integral. Recuerdo que, estando en el terreno de cultivo en Cheguigo, llegó éste colectivo juvenil a decir que estábamos invitados a participar en un foro de jóvenes a nivel estatal para intercambiar reflexiones de cómo construir opciones de vida digna, nos entusiasmó la idea y decidimos participar.

Ya en el foro, y después de conocer a diferentes colectivos que trabajaban en Oaxaca distintas cosas, participaste con una ponencia de alternativas a la educación, recuerdo que la mayoría nos quedamos impactados, decías mucho de lo que nosotros no sabíamos explicarnos pero que sentíamos, la caída de las ideologías, el mentado progreso y desarrollo, la supuesta lucha por la democracia que no nos convencía, la escuela, uffgg. Recuerdo que mencionaste el efecto aja, tú manera de conversar con nosotros, chamacos imberbes, sobre temas tan complejos que nos generó precisamente ese efecto! AJA. Eso mero pensábamos pero no sabíamos explicarlo, siglos de colonización en nuestras mentes nos tenían confusos, rebeldes, pero confusos.

Recuerdo que terminaste tu intervención y te despediste, fueron segundos en los que pasaban tantas cosas en mi cabeza que un impulso me hizo seguirte, alcanzarte y decirte tantas cosas atropelladas, que al final, antes de subirte a tu carro me dijiste, ¿estarás el lunes en Oaxaca? rápidamente contesté que sí! Me diste una dirección y me dijiste que me esperabas.

Desde ese momento empecé a colaborar contigo en una especie de diagnóstico para fundar la Universidad de la Tierra en Oaxaca. Organizamos la primera reunión regional en Ixtepec en el 2000 donde por primera vez, con tú ponencia En vez de educación, se puso en la mesa el aprender en libertad, de manera desescolarizada, a través de personas que saben cosas que nos interesa aprender para vivir con dignidad en nuestros pueblos, llevabas muy clara la máxima de Iván Illich, el verdadero aprendizaje es el empeño ocioso de gente libre.Tengo la satisfacción de haber sido tú aprendiz en la carrera de investigación Social, además de ser socio fundador y miembro del Consejo de la Universidad de la Tierra desde su nacimiento hasta el 2009 o 2010, ya no tengo tan fresca la memoria.

A partir de ahí fue un cúmulo de efectos AJAS que nos desbordaba y nos regocijaba por dentro, era como saber que nuestras intuiciones y rebeldías no estaban equivocadas. En lo personal, te digo que, haberte conocido ha sido fundamental para el camino elegido. Me presentaste a la red de amig@s del Post-desarrollo y críticos del colonialismo cultural, algunos sólo los conocí a través de publicaciones como a Guillermo Bonfil, Miguel León Portilla, Juan David García Bacca, Vandana Shiva, Teodor Shanin, Robert Vachon, Raimon Pannikar o en los suplementos de opciones o el Gallo Ilustrado.  A otros sí tuve el privilegio de conocerlos en persona y conversar con ellos, como a Ivan Illich, Jean Robert, Silvia Marcos, Luis Villoro, Grimaldo Renfigo, Raymundo Sánchez Barraza y muchos más que ahora no recuerdo.

Fueron las reflexiones compartidas en torno a nuestras culturas, que pudimos iniciar la regeneración desde nuestra propia identidad y reconocer, que si bien tenemos cosas de la sociedad occidental y que hay pueblos que, aunque no todos hablan la lengua, sí tenemos comunidad, territorio comunal, que sí vivimos en lo cotidiano lo que nos identifica como pueblo originario como el habitar, la comida, la celebración de las fiestas, la forma de sanar y muchas más prácticas, y que podemos sentirnos orgullosos de eso, ya que también hay pueblos que aunque en su mayoría hablen su lengua, van perdiendo sus formas comunales de hacer la vida, y sobre todo, que su forma de pensar es ya occidentalizada, que aunque hablen la lengua propia, se reconocen e identifican con la cultura colonizadora, incluso desde una posición de superioridad.

Reivindicarnos como pueblos nos hizo darnos cuenta que la lengua es importante, pero que sin comunidad y territorio no hay fuerza cultural y organizativa. Por cierto, te cuento que este 26 de marzo iniciamos el aprendizaje de nuestra lengua binniza desde la cotidianidad de vivenciar el guendalisaa. Andamos emocionados por eso.

Hay muchas anécdotas mano, mucha agua pasó por esos ríos, me quedo con mucho aprendizaje. Tú sentido profundo de la amistad, el gusto y el honor de compartir la publicación de dos libros sobre la APPO en Oaxaca. Uno, publicado originalmente en Argentina, Cuando hasta las piedras se levantan, editado por el Grupo de Estudios de los Movimientos Sociales en América Latina, (GEMSAL) coordinado por la reconocida socióloga Norma Giarraca, comprometida activista, lamentablemente también fallecida. La otra publicación fue difundida principalmente en España por la Confederación General del Trabajo (CGT) el sindicato anarquista español y editada por su autor, el periodista Sergio de Castro. Ahí me tocó hacer el prólogo y a ti la presentación. Los dos libros se distribuyeron en Oaxaca y algunas partes de México y son unas de las referencias sobre ese gran movimiento de movimientos del 2006.

No es que formaste todo mi pensar, sino que has sido como un gran puente para comprender y analizar nuestras realidades prácticas, nuestro arte de vivir. Tuvimos en la vida algunas o muy pocas diferencias, pero siempre las respetaste, como en lo relacionado al EZLN, En la etapa del Consejo Indígena de Gobierno (CIG), aunque siempre reconocí tu lealtad a los zapatistas y ahora lamento que ellos no se hayan pronunciado por tu muerte física, creo que, por lo que aportaste Gustavo lo mereces y como pueblos sabemos y debemos ser agradecidos.

Hay muchas cosas todavía por decir, por reconocerte. En este momento quisiera agradecerte el que siempre me tomaste en cuenta y me acompañaste en todas las aventuras, sueños y esperanzas por la autonomía, la autogestión y la libertad desde nuestros pueblos. En particular, Ixtepec y las familias lastimadas por los terremotos del 2017, reconocieron tú aporte y el de Unitierra de Oaxaca  por echarnos la mano para levantarnos en medio de la devastación en la que nos encontrábamos. Gracias a ti, y much@s más, pudimos ponernos de pie desde nuestro tejido comunitario y no desde la filantropía, que sabemos, y tú también, debilita el sujeto comunal.

Próximamente te sembraremos en una de las iniciativas que estamos realizando, donde tú aporte fue y ha sido fundamental. Reflexionar desde nuestra acción encarnada y no desde la abstracción.

Por último, quiero pedirle a Nicole, tú compañera, una disculpa por no haber podido estar en tú siembra en Oaxaca, aunque me apena no haber podido estar, me reconforta saber que siempre estuve cuando me requeriste, cultivamos una amistad en apoyo mutuo y con eso quiero quedarme. No te creas, a ratos te extraño, quisiera comentar varias cosas contigo, de la Universidad Autónoma Comunal de Oaxaca (UACO), por ejemplo, decirte lo que estamos haciendo, los retos que vemos en la relación con el estado, el que la universidad no se separe de lo comunal, del pueblo pues. Comunalizar la academia en vez de academizar lo comunal, esos y un montón de temas personales más se me ocurren para seguir nuestra conversación.

Tanta vida resumida en unas cuantas líneas! Por ahora es todo mano, descansa, tu tarea está hecha. Pronto contaré otras historias y anécdotas de tus aportes en los procesos de vida que me tocó compartir y aprender contigo. Te lo debo.

Va pues, un abrazo desde el caluroso Istmo de Tehuantepec.

Ixtepec, Oaxaca.

Rubén Valencia Núñez 

Posdata. Por cierto, la foto es en Ixtepec, cuando estuviste en el primer foro para presentar la propuesta de creación de la Universidad de la Tierra en Oaxaca. En el 2000. ¡Tabamos bien chamacos!